El principal problema radica
en vivir muriéndose. Debemos recordar que el amor comienza en nosotros. De allí
que LA VIDA ES AHORA. La vida no son tus hijos, tu novio (a)…
Cabe destacar lo siguiente:
La profunda necesidad de
cambiar a todos, sólo te llena de tristeza.
Nos volvemos viejos al
secarnos por dentro.
Ante toda situación, tenemos
dos opciones: LA FURIA O EL AMOR.
Toda mujer “blindada”
proviene de una madre quejosa.
Ante todo esto, es preciso
que realices el siguiente ejercicio:
¿Diez cosas por las qué no
te casarías conmigo?
En nuestra cultura, desde la
visión judeo-cristiana nos han enseñado a cargar la culpabilidad, por ello
partimos de: “hay algo malo en mí, NO MEREZCO AMOR”.
Tengo miedo constante al
abandono, por eso permito cosas inaceptables en mis relaciones. Además de un
profundo deseo por controlar, es preciso relajarnos. Eliminar ese temor a que
nos dejen. Recuerda que si tal situación se presenta es porque te dejaste a ti,
al no amarte, al no respetarte.
Por otra parte, si te
cierras al amor, te cierras a la transformación. A conocerte aún más y
enfrentar los temores.
Para saber que me quieres no
bastan palabras, debo sentirlo, percibirlo como un aroma que impregna todo.
Cuando sé que me amo, que no
debo abandonarme y que el cambio empieza en mí; todo cambia.
En lo concerniente a las mujeres
espinosas, las no accesibles, realmente poseen una coraza allí esconden su
soledad y tristeza.
En este punto, nos detenemos
y surge la interrogante: ¿Qué quiero en la pareja? Somos analfabetos
emocionales. Por ello siempre caminamos a relaciones inadecuadas.
Todo amor necesita: ATENCIÓN
Y TIEMPO.
El primer amor lo recibimos
de papá y mamá, a pesar de todo debemos agradecerle el habernos concedidos, no
importa más. A pesar de todo agradéceles y ya.
Recuerda ver sentido en lo que
HACES y ERES.
Atender es amor. Por eso el
amor empieza en mí. NADIE me podrá dar lo que yo como ser NO TENGO. Solo bajo
el amor propio y el equilibrio lograre una relación saludable.
Fraga, C
san Cristóbal, 30-08-2013
7:30 p.m
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